En esta ocasión quiero llamar su atención
sobre un pequeño libro que encontré hace ya dos años cuando caminaba por los
pasillos de la librería del Fondo de Cultura Económica, en la Candelaria. Me
refiero al libro de Zygmunt Bauman: Sobre la educación en un mundo líquido (Conversaciones con Ricardo Mazzeo-
Editorial Paidós Estado y Sociedad 1ª Edición enero de 2013).
Los lectores y seguidores de Bauman reconocerán
el adjetivo “Líquido” como aquel empleado por él para referirse a un mundo y una sociedad en donde vivimos de
forma tan rápida que los procesos personales y sociales importantes no tienen
tiempo de consolidarse, permaneciendo a nuestro pesar, en un estado líquido que se nos escapa de las
manos.
Bauman menciona una vida líquida, un amor
líquido, una educación líquida, para subrayar que la vida, el amor y la
educación no tienen tiempo para consolidarse en nuestra sociedad actual: Si el
amor no me satisface, no me voy a tomar un tiempo excesivo esperando a que
“cuaje”, mejor cambio de amor. Si la educación no me da los resultados que
espero, mejor cambio de carrera o me dedico a algo más lucrativo antes de
perder mi tiempo…. son algunas de las reflexiones que los jóvenes se hacen sobre
lo “líquido” de nuestro mundo.
Alguna vez leí en Twitter un trino de una
persona joven en el sentido de que no quería más “miedo líquido” burlándose de
Bauman. La verdad es que en nuestra era el miedo y el desencaje social sí han tenido
tiempo para consolidarse y el miedo al fracaso es latente.
Quiero empezar por transcribir una parte
del texto en la contra-carátula del libro:
Enfrentados al desconcierto propio de nuestra sociedad
líquida, muchos jóvenes sienten la tentación de quedarse al margen, de no
participar en la sociedad. Algunos de ellos se refugian en un mundo de juegos
on-line y de relaciones virtuales, de anorexia, depresión e incluso drogas
duras, pretendiendo con ello protegerse de un entorno que cada vez más se
percibe como hostil y peligroso. Otros adoptan conductas violentas, uniéndose a
bandas callejeras y al vandalismo protagonizado por quienes excluidos de los
templos del consumo, desean participar en sus rituales.
El libro es pues una recopilación de
conversaciones sobre la educación y los problemas más comunes de la juventud en
el mundo actual.
El título que he puesto a este blog se
refiere precisamente a una de esas conversaciones (Cap. 11, pag. 75), pero
particularmente a este párrafo, tomado ( Cap. 9, pag. 66) … a manera de
ejemplo, y escrito por un tal Sal Abdin, consejero de mercadeo:
Si lo que usted va a vender son taladros, escriba un
artículo sobre la manera de hacer mejores agujeros. De ese modo conseguirá
muchas más ventas de las que conseguiría escribiendo publicidad sobre
taladros……¿comprende lo que quiero decir? Venda los beneficios de un producto y
luego el producto se venderá solo. Lo que en verdad debe hacerse es enfatizar
lo que el producto puede conseguir para que la vida del comprador sea mejor,
más fácil, más rápida, más feliz, más exitosa…
Como podrán adivinar el “producto” que
quiero vender es: La Educación. Y
con mayor grado de ponderación: La
Educación Gratuita. Advirtiendo que hoy en día los beneficios de la
educación no son suficientes para venderla.
Este producto, que en otra época era
considerado la piedra angular del éxito, ya no lo es. Hoy la generación de los
ni-nis (jóvenes que no tienen ni
empleo, ni educación) pueden tratar
de obtener los mejores pergaminos
educativos, pero ello no les garantizará encontrar un empleo adecuado y bien remunerado
con el cual cimentar su proyecto de vida. Y mucho menos pagar su educación si
la obtuvieron a crédito. Por otro lado, el producto de la educación se ha
vuelto costoso y elitista: En Colombia, una carrera profesional puede costar
entre $80 y $150 millones en matrículas en una universidad privada de regular
calidad. Podrá costar entre 150 millones y $220 millones en universidades de
primera línea. (Las universidades Colombianas de primera línea ocupan lugares
entre los primeros 50 puestos a nivel latinoamericano según algún ranking
publicado por estas mismas universidades).
El recién graduado tardará recuperando el
costo de su educación entre 5 y 6 años, asumiendo que pueda ahorrar la mitad de
su salario y sin incluir los costos de manutención (alimentación, vestido, textos,
transporte, etc.) que no hemos tenido en cuenta.
Habrá quien piensa que $150 millones bien
pueden servirle para iniciar un nuevo pequeño negocio gracias a una idea
“brillante” que viene acariciando desde hace rato. El problema es: si no
estudia, sus posibilidades de conseguir
ese pequeño capital son cada vez más lejanas.
Por ello se dice que al ni-ni siempre le queda la opción de jugar a la
lotería, como un atajo para acercarse a su “éxito”.
Lo
que aquí quiero reflexionar en sus posibles respuestas es: ¿cómo vender los
beneficios de la educación en general, y de la educación gratuita en
particular? Nos
recomiendan los consejeros en mercadeo hablar de las bondades del producto para
que este se “venda” solo.
Algunas de estas bondades que se otorgan,
por ejemplo, en el Sena a los aprendices, son:
1-Eduación
totalmente gratuita
2-Oportunidad del
primer contrato de trabajo o contrato de aprendizaje.
3-Educación por ciclos
propedéuticos que permita alcanzar el ciclo profesional en un nivel avanzado.
(los convenios con universidades permiten a los tecnólogos del Sena iniciar
carrera profesional en 6º o 7º semestre.
4- Alcanzar una
carrera profesional pagando en una universidad con convenio, entre 3 y 4
semestres únicamente.
5- La educación
gratuita es un factor clave en la movilidad y
la inclusión social.
Por supuesto salir del Sena con un título
de tecnólogo y llegar a una universidad matriculado en una carrera profesional
para continuar en 6º o 7º semestre, debe ser algo así como entrar a cine para
ver una película de misterio ya empezada y que lleva 40 minutos de proyección:
hay que deducir rápidamente la trama y los personajes, o corremos el riesgo de
no entender nada y perder nuestro tiempo y el valor de la boleta.
Lo anterior, debe y puede ser superado
con una educación gratuita de calidad. Si garantizamos este importante elemento
de la calidad, entonces no habrá necesidad de jugar ni de arriesgarse a ser un joven ni-ni con la esperanza
de que una lotería lo saque de afanes económicos.
La educación gratuita y pública es una
solución, pero no debe perderse de vista que los empleadores actuales no están
dispuestos a cambiar sueldos por títulos académicos, ni tampoco olvidar que las
universidades privadas siempre estarán dispuestas a “hacerle el feo” a la
educación gratuita, haciendo su producto de educación “privada” más costoso,
más elitista y excluyente y más deseable para las familias que quieren que sus
hijos tengan carreras “exitosas”.
Hablar de educación privada es
contradictorio, en un mundo donde la educación debería ser pública y con
cobertura universal.
Como experiencia exitosa en Latinoamérica
debo mencionar el caso de Brasil, en
donde la Universidad Pública (USP – Universidad de Sao Paulo) es la de más alta
calidad comparada con las privadas de ese país. En México se inició por el
mismo camino pero hoy la UNAM pierde posiciones ante el Tecnológico de
Monterrey. Lo mismo nos pasa en Colombia con la U. de Los Andes ante la
Universidad Nacional… y los precios de las matrículas seguirán subiendo.
debemos empezar a cambiar nosotros mismos educándonos y convertirnos extremadamente disciplinados de esta forma construiremos un mañana mejor
ResponderBorrarEl artículo y reflexión presentado por el Subdirector sobre la educación en un mundo líquido lo considero pertinente y muy válido apoyado en el texto referenciado, así como el planteamiento con respecto al valor agregado que reciben los aprendices y trabajadores del SENA a través de la educación gratuita ofrecida por la institución, pero su contenido me plantea otro desafío mental acerca de que tan liquida es la educación que ofrecemos en el SENA, la estructura del proyecto educativo, los planes operativos, la metodología vía proyectos y así un sinnúmero de situaciones propias de la gestión académica, y sobre todo como los indicadores y metas nos pueden estar conduciendo a experimentar esa situación. Considero que el tema expuesto es un buen pretexto para repensar lo que hacemos todos diariamente y lo que podemos mejorar a futuro para brindar una formación profesional gratuita más pertinente que atienda los intereses de la nueva generación de ninis en Colombia.
ResponderBorrarJorge E Guerrero G
Interesante artículo y comentario del Ingeniero Betancourt. Ojalá los aprendices SENA lograran aprovechar estos beneficios que el SENA les ofrece, para contribuir al desarrollo económico de nuestro país y también al logro de una mejor vida.
ResponderBorrarGladys Yaneth Beltrán Paipa
siento gran desconcierto y asombro cuando escucho de personas que hace muchos años fueron autodidactas, grandes filósofos, científicos personas que influenciaron mucho en la sociedad , y quisiera poseer esas virtudes. como aprendiz del SENA he podido ver y empezar a provechar el gran potencial que tiene en su formación, y he entendido que la educación, la formación y la excelencia no depende de la universidad donde estudies, si es privada o pública, por eso muchos buscan las universidades mas caras o las mejores en las listas. la excelencia depende de cada persona, y en el SENA estoy aprendiendo eso, el ser autónomo para alcanzar el éxito que le de sentido a mi vida.
ResponderBorrarEducación o certificación o conocimiento, excelente artículo milenios generación Zeta vocablos temporales mundo rápido.... Pruebalo
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